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Enfermería
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En cualquier centro asistencial, siempre existe la posibilidad de que, a pocas horas de iniciar el turno, una enfermera comunique una baja inesperada. En ese momento se activa una carrera a contrarreloj para encontrar personal, todavía basada en llamadas, improvisación y un alto desgaste operativo.
Qué ocurre cuando hay una baja de último minuto
Una baja inesperada afecta a la continuidad asistencial, a la operativa y al bienestar de la propia plantilla.
Cuando el equipo recibe la notificación de que una enfermera no podrá acudir al turno, sea por una indisposición repentina, motivos familiares o cualquier otra urgencia, se activan varios efectos casi automáticos:
Interrupción de la operativa interna
La supervisión, recursos humanos o la persona responsable de cada centro debe detener sus tareas para atender una necesidad urgente que no puede esperar. Esto retrasa gestiones clave del día o genera un efecto dominó que afecta a otros departamentos.
Sobrecarga del equipo presente
Mientras se busca sustitución, el personal activo empieza a asumir parte del trabajo, aumentando la presión asistencial y el riesgo de errores. Las cargas se disparan y la experiencia del paciente o residente puede verse comprometida.
Improvisación y estrés organizativo
El proceso tradicional genera interrupciones constantes, llamadas fuera de horario y un desgaste emocional para quien coordina la cobertura. La urgencia obliga a “tirar de lo que haya”, incluso sin la certeza de que el perfil disponible sea el adecuado.
Métodos tradicionales: útiles, pero insuficientes para las necesidades actuales
A pesar de su uso habitual, las soluciones clásicas para cubrir turnos urgentes presentan limitaciones importantes. La mayoría de los centros asistenciales siguen recurriendo a tres vías principales:
1. Llamar a la plantilla interna
El primer paso suele ser contactar a profesionales de la propia plantilla que están de descanso o que ya han cubierto otros turnos.
Problemas habituales:
Baja disponibilidad en temporadas críticas (vacaciones, fines de semana, noches)
Riesgo de sobrecargar al equipo y aumentar la rotación
Imposibilidad de mantener la desconexión digital
2. Contactar con ETT o proveedores externos
Aunque aportan rapidez, no siempre se dispone de un volumen suficiente de perfiles ni de una trazabilidad adecuada.
Limitaciones frecuentes:
Procesos administrativos lentos
Costes elevados
Escasa visibilidad del historial del profesional asignado
Falta de flexibilidad para necesidades que cambian cada día
3. Mensajes improvisados en grupos de WhatsApp del equipo
Una práctica muy extendida cuando el tiempo apremia.
Riesgos operativos y legales:
Información dispersa y difícil de registrar.
Ruptura de la desconexión digital.
Cero garantías sobre quién puede o no aceptar el turno.
Falta de trazabilidad y control sobre perfiles, experiencia o certificaciones.
Conclusión: Estas estrategias pueden funcionar en determinados momentos, pero no ofrecen un sistema estable, escalable ni seguro para un centro que necesita cubrir turnos urgentes de forma recurrente.
Cómo cambia el día a día del centro con Livo
¿Cómo puede un modelo que combine turnos externos y tecnología transformar la respuesta ante estas urgencias de personal?
Lo que antes era una urgencia improvisada (llamadas, chats, Excel) se convierte en un proceso rápido, trazable y bajo control.
Contar con un grupo de profesionales verificados y disponibles en distintos horarios permite responder con rapidez sin sobrecargar al personal fijo. Los centros asistenciales pueden cubrir turnos de forma inmediata con perfiles cualificados y previamente validados, manteniendo la continuidad asistencial.
Livo ofrece acceso a una red de más de 55.000 profesionales, garantizando rapidez, seguridad y estabilidad en el servicio. Ahora los centros ya no dependen únicamente del equipo interno.
Los centros pueden filtrar por especialidad, experiencia y tipo de unidad (UCI, hospitalización, salud mental, urgencias, geriatría, etc.), pasando de “a ver quién puede venir” a “quién encaja mejor en este turno”. Cada profesional pasa por un proceso de validación previa (identidad, titulación, experiencia), de modo que cualquier perfil que accede a solicitar turnos ya ha sido comprobado por el equipo de Livo.
Desde una única plataforma, el equipo de supervisión o dirección de enfermería gestiona todo el flujo: turnos publicados, candidaturas recibidas, perfiles filtrados y evaluaciones posteriores.
Y esto se nota en el día a día:
Menos interrupciones y más tiempo para tareas críticas: se reducen llamadas y chats improvisados.
Continuidad asistencial más estable: menos dependencia de la disponibilidad interna y menor presión sobre los equipos.
Coberturas más rápidas: acceso en minutos a perfiles disponibles.
Seguridad en cada profesional externo: sanitarios validados y menos riesgos en contrataciones urgentes.
Mejor experiencia para las profesionales y para la organización: procesos claros, sin improvisación, que facilitan que las enfermeras externas quieran volver a trabajar con el mismo centro.
Las bajas de última hora no desaparecerán, pero la forma de gestionarlas sí puede cambiar radicalmente. Para los centros asistenciales, disponer de una red de profesionales disponibles y una plataforma que centralice la gestión de turnos urgentes permite actuar con rapidez, asegurar la continuidad asistencial, proteger al equipo interno y evitar improvisaciones.


